Un conflicto como tal, no es bueno ni malo en sí mismo. Lo que lo convierte en un problema es cómo reaccionamos ante el mismo. Por ello, vemos el conflicto como oportunidad. Un conflicto no es otra cosa que un enfrentamiento o choque entre dos personas por tener diferentes interpretaciones sobre una misma realidad. Teniendo en cuenta esto, es fácil ver de manera muy rápida que el conflicto es inherente a las relaciones sostenidas en libertad y sin jerarquías dominantes y por ello, debemos saber trabajar ante los mismos, ya que nos vamos a encontrar continuamente con que los demás no piensan como nosotros. Esto, lejos de verlo como un problema hemos de enfrentarnos a ellos como una oportunidad de mejorar nuestra visión de los hechos y como una forma de poder asociar a nuestro equipo con los objetivos comunes y alinear a nuestros colaboradores con los éxitos del grupo.

Como hemos dicho anteriormente, el conflicto no es malo ni bueno en sí mismo sino que nos  aporta unos resultados positivos o negativos que dependerán de cómo seamos capaces de afrontarlos (Fernández Ríos, 1999):

POSITIVOS

  • Incrementa la motivación
  • Favorece la creatividad y la innovación
  • Puntos de vista alternativos
  • Aumenta la calidad en la toma de decisiones
  • Mejora el rendimiento del grupo
  • Promueve la cohesión

NEGATIVOS

  • Se reduce la comunicación
  • Aumenta la inseguridad
  • La solución es cuestión de fuerza
  • Se forma una actitud hostil
  • Se producen juicios erróneos
  • Conlleva la desintegración del grupo.resolver conflictos

Teniendo en cuenta esto, la solución no puede ser, como norma general, evitar el conflicto. Normalmente obviando el conflicto no conseguiremos que se resuelva solo, como por arte de magia, sino que muy probablemente terminará enquistándose y apareciendo en el momento más inoportuno. Los conflictos no dañan necesariamente el funcionamiento de unas personas o grupos, sino que les da energía para ser más creativos y para experimentar nuevas ideas. Uno de los aspectos más positivos de cualquier conflicto es que pueden salir a la superficie problemas que estaban ocultos, lo que permite afrontarlos y resolverlos.

Sin entrar demasiado en profundidad, las habilidades asociadas a una resolución positiva de los conflictos son la regulación emocional (dominar al Cromagnon), la comunicación eficaz, la empatía, la asertividad, la creatividad y, por supuesto el ánimo colaborativo, es decir tener la voluntad de conseguir conjuntamente un mismo objetivo, se es cooperativo cuando se colabora y cuando se da y se recibe ayuda. De todos estos temas hemos ido hablando en este blog de manera continua y es que estas habilidades recorren no sólo la gestión de equipos de trabajo, sino también el ejercicio de un liderazgo eficiente y la gestión de los conflictos.

como solucionar conflictos

En nuestras formaciones, realizamos diferentes estrategias para ejemplificar estos elementos, integrarlos en la dinámica de trabajo de los alumnos y para abordar el conflicto como una oportunidad única para llegar al éxito en nuestra relación con nuestros colaboradores. A modo de inicio prueba a poner en práctica estos pasos a la hora de trabajar de forma adecuada los conflictos con los que te encuentres en tu día a día. Sabemos que no siempre es fácil… nuestro Cromagnon particular anda detrás nuestra buscando salir en muchas ocasiones, pero no obstante es importante empezar por lo básico y poner en marcha los siguientes pasos:

  1. Define el problema: Es importante no dejarse llevar por juicios de valor e ideas subjetivas e intentar ir a la raiz del problema, llegando a hechos concretos para identificar claramente el conflicto.
  2. Analiza las causas: Buscar entre las dos partes cuáles son los hechos que han llevado a pasar de una situación de desacuerdo a una situación de choque.
  3. Buscar alternativas: Aportar el mayor número de variantes a la solución del problema. Muy importante aquí, la escucha activa y procurar que no sea solo yo el que aporte posibles soluciones.
  4. Evaluar las diferentes alternativas y sus posibles consecuencias.
  5. Tomar una decisión consensuada atendiendo a dos criterios: la consideración positiva de las consecuencias que se deriven y la posibilidad real de realizarla.
  6. Poner en práctica la decisión. Buscar el lugar y el momento adecuado para hacerlo.
  7. Valorar los resultados y dar feedback sobre cómo se ha solucionado el conflicto. Si no se ha solucionado, volver al punto 1. 😉

Por último, quería recordar la famosa frase de Irving Berlin que resume claramente la actitud ante los conflictos:

La vida es un 10% lo que haces y un 90% cómo afrontas lo que haces.