Los que seguís el blog, sabéis que insisto en que una comunicación adecuada y efectiva es una de las claves para desarrollarse en ventas, gestión de equipos o relacionarse en el ámbito laboral. No podemos no comunicar y con cada una de nuestras acciones comunicativas expresamos tanto de nosotros que ni siquiera llegamos a ser conscientes de ello. En otros posts hemos hablado de la necesidad de tener una actitud asertiva con nuestros clientes o con nuestros equipos de trabajo.

Asertividad es la actitud del que expone sus opiniones desde el respeto al receptor y defiende sus intereses sin menospreciar ni atacar al interlocutor, animándole incluso a que comparta las suyas.

Se trata, sin duda, de la mejor actitud para conseguir resultados, para establecer relaciones colaborativas, para fomentar el trabajo en equipo y valorar al otro. En definitiva, mi relación con los demás se vuelve más productiva. Sin embargo, aunque todo esto lo sabemos, lo difícil es llevarlo a la práctica. En muchas formaciones en las que hablamos de este tema, se repite una y otra vez el siguiente comentario: “Sí, sí… todo esto está muy bien, pero luego llega el momento y no me controlo”. Controlarse, dominar al Cromagnon que llevamos dentro en muchos casos puede ser la clave, pero en otros momentos no bastará sólo con esto. Algunos elementos que podemos tener en cuenta a la hora de facilitar que podamos tener una actitud asertiva y que os pueden ayudar son, entre otros:

  • Elige el momento y el lugar adecuado. Tanto nosotros como el interlocutor, tenemos que estar en disposición de recibir o emitir el mensaje que queremos hacer llegar. En no pocos momentos, el dejarse llevar por la urgencia y por la necesidad de transmitir un mensaje a toda costa, lo único que consigue al final es que el objetivo de la conversación no consiga llegar a su destino.
  • Practica la empatía. Ponernos en el lugar del otro, no sólo nos ayuda a entenderlo mejor, sino que además la otra persona se sentirá valorada y, por tanto será más receptivo a lo que le planteemos.Busca qué parte de razón tiene en lo que nos está diciendo e intenta conectar con él, diciéndoselo.
  • Escucha activamente. Que se note que le estás escuchando, pero además motiva la participación, anima a que se realicen preguntas, presta atención a lo que dice y pide consejo u opiniones. Valora a tu interlocutor, en definitiva.
  • Acepta las críticas. El hecho de comunicar asertivamente, no significa que no puedas equivocarte. Abre debates sin imponerte y asume que los demás también quieren aportar mejoras y asumir el problema. Como decía mi abuela…”no vayas con la escopeta cargada”
  • Propón y argumenta. Proponer varias opciones y argumentar las elecciones realizadas siempre va a ser un elemento bien interpretado y que juegue a nuestro favor. Al mismo tiempo, acepta argumentaciones a favor de otras opciones, esto nos dará información importante que puede que nos sean útiles.
  • Valora al “otro”. Trasladar informaciones positivas y reconocer el trabajo bien hecho de compañeros y equipo de trabajo ayudará a que nuestras críticas sean mejor recibidas en su momento.
  • Confirma tu percepción. Confronta las percepciones y comenta lo que hemos percibido para confirmar si hemos entendido correctamente. Esto facilita la conversación, el feedback y sobre todo, evita malentendidos.

Trabajar de manera continua una actitud asertiva, ser conscientes de cómo comunicamos y no dejarnos llevar por actitudes pasivas o agresivas se antoja fundamental a la hora de comunicarnos eficazmente.