Una de las mayores dificultades a la que se enfrentan los gerentes, directores o administradores de Recursos Humanos de una empresa es la gestión de equipos de personas para el trabajo, inclusive, se considera que es la principal dificultad de los puestos de alta responsabilidad. Por ello, al hacer la selección de personal se debe buscar menos si se tiene o no experiencia (ya que puede ser adquirida rápidamente), y apuntar más hacia las capacidades y aptitudes de las personas. Lo que habitualmente se conoce como contratación por competencias.
Definir los objetivos en la Gestión de Equipos
Cuando se tiene un equipo de personas, lo más importante es que todos tengan claro cuál es el objetivo principal del mismo. Ello implica su conocimiento sobre lo que es importante y lo que se busca, para que de esta forma puedan tomar las mejores decisiones en conjunto. El hecho de fijar objetivos en la gestión de equipos no solo fija una base en la toma de decisiones, sino que además ayuda a priorizar tareas para ejecutar primero lo importante.
Cómo fortalecer al equipo de trabajo
Para lograr ganar la confianza del recurso humano en la gestión de equipos, se debe comprender en primer lugar a la gente y entender qué les importa. Para ello se deben aclarar las expectativas tanto de la organización como de los empleados y mantener los compromisos; demostrando integridad, coherencia y equidad entre todos los miembros del grupo. La manera más rápida de generar confianza es mostrar coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Las personas responsables de la gestión de equipos de trabajo deben asegurarse que todos los miembros pueden, saben y quieren realizar su trabajo, de lo contrario debe contribuir a que los tres elementos confluyan a la vez. Se debe tener en cuenta que no todas las personas son iguales, por ello el trato no debe ser igual con todas, y en este aspecto en particular nos referimos a la demostración de jerarquía. Demostrarla depende de cada persona.
La motivación es uno de los aspectos vitales en la gestión de equipos. Dado que las personas son diferentes en sus escalas de valores, es imposible que se les pueda motivar a todos de la misma forma. Por ello, el trato de las recompensas y los castigos deben ser diferentes según la persona, para así lograr una mejor armonía en el equipo de trabajo.